COSIDO A LA BARRA DE UN BAR
Sentado a la orilla de aquel vaso
Sintiendo de las olas su romper
El hielo de una tarde congelada
Mosquito que es gaviota para él…
Arena de la playa que le acuna
Serrín que adorna el manto de su ser
Tumbona que es banquito en una tasca
Sus labios siguen presos del cristal…
La tiza que se burla en sus escorzos
Le muestra en asteriscos su pasión
Y él sigue pala en mano, construyendo
El paso que abre el mar en su interior
Cansado del calor ya está nadando
Golpeando aquella barra cual tambor
Son torpes sus brazadas y se cansa
Marea-do del salitre que es temblor…
[Cuántas veces los he visto solos, de espaldas]
viernes, marzo 26, 2010
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4 comentarios:
Y después de un tiempo
uno aprende que si es demasiado,
hasta el calorcito del sol quema.
Y uno aprende que mucho debe aprender para comentar tu poema.
Me alegra verte por aquí y poder saludarte...
Un besito.
1 saludo
Realmente buenos
Tan triste como realidad...
Nunca antes lei a alguien escribir algo tan triste con tanta belleza.
Sigue dandonos estos recitales Antonio.
Patri
Qué imagen tan poética, "sentado a la orilla de aquel vaso", el vaso muy grande...y él muy pequeño...dispuesto a ahogarse dentro...
Silairam
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